domingo, 27 de marzo de 2022

La danza del espacio infinito -99

 


Es un asesino peculiar. Descansa cuando está colérico para que el odio no interfiera en su trabajo. No es despiadado ni falsamente compasivo, no es psicópata ni lo hace por dinero. No mata por gusto ni a disgusto. Para él matar es una pulsión que ha perfeccionado hasta convertirla en arte callejero. No mata a quien conoce, ni motivado por sed de venganza o justicia. Elige a su víctima por las razones más peregrinas: una mirada nerviosa, un gesto brusco, una bajada de cabeza a destiempo, una palabra disonante, una afabilidad contagiosa. Cualquier detalle puede ser el detonante para que se fije en esa persona y empiece la búsqueda de las condiciones idóneas para culminar una bella y  pulcra faena. En algunos asesinatos gusta que la sangre dibuje un círculo de seguridad alrededor del finado, en otros prefiere la limpieza, dejar el cadáver sentado en un banco del parque con los ojos abiertos y una sonrisa caída, como si nada, hasta que el viento tumba el cuerpo y los viandantes descubren la escena del crimen. Asesina de una cuchillada certera, con un disparo limpio, ahoga a su víctima, la envenena, la precipita  desde la altura, manipula los frenos de su coche, la rocía con gas nervioso, la ata a un árbol del bosque para que muera de inanición o frío. Las formas son múltiples, cada protagonista del espectáculo mortuorio merece su atención personalizada. Puede matar dos veces a la semana o estar meses sin "crear muerte", como le gusta llamarlo. Es un artista provocativo. Se lleva a casa un trofeo de sus víctimas. A todas ellas les corta la tercera falange del dedo meñique de la mano izquierda. Tiene en casa una vitrina donde las conserva. Les coloca una etiqueta con los datos generales de su dueño y de la forma en que le dio visado eterno. Algún día tiene pensado exponer en el MoMA, aunque antes es preferible una campaña de promoción mediática que incluya su detención policial, y por lo tanto, su fin como artista. Sería su primera y última muestra pública.

            Mata porque puede. También puede ser asesinado y lo sabe. Son las reglas. Le gusta escribir filosofía, ha aprendido mucho de las personas que ha escogido para matar. Dedica un tiempo a observar las expectativas de sus elegidos mientras él sabe que les va a podar de raíz, porque sí. Cuando dice a la vida de otro: <<¡hasta aquí!>>, es un subidón al que no puede renunciar. Para su próxima creación está elucubrando con ahorcar a la persona de un árbol con un cordón umbilical robado en algún paritorio. Así le parece que lo unirá a la vez con la humanidad y la naturaleza en una muerte que fusione principio y fin. <<Sería hermoso>>, piensa. <<¡La belleza es tan sobrecogedora!>> Cada vez que mata ve a dios al mismo tiempo que sus víctimas, a veces antes. Se miran de igual a igual, como diciendo: ¿y ahora que hacemos con esta criatura? Es un místico de la performance criminal. <<¡Si los críticos no fueran tan moralistas...!>>


sábado, 26 de marzo de 2022

La danza del espacio infinito -98

 


Las personas que te rodean han desarrollado diferentes habilidades para esconder el miedo. Algunas de esas habilidades son prodigiosas, artísticas, geniales. Tú vives mostrando el miedo como si fuera una posesión valiosa. Eres desagradable a la vista de los demás. Eso no se hace. Vete a temblar a un descampado, no aquí, delante de todos. Cuando dicen su nombre no se da la vuelta. Su nombre no le representa. Se llama Beryl, como un tornado del año dos mil, o un cristal hexagonal. No te fíes de las fotografías, de las poses, de los avatares del wasap. No son ellos, son lo que les gustaría que pensaras de ellos; son disfraces del miedo. Lo único veraz es cuando la muchacha con pantalones vaqueros hace dedo en una carretera comarcal. La lluvia desangelada realza su simulada fragilidad. Pero su fortaleza en medio del miedo es tan sobrecogedora que los coches se agolpan en el arcén. Dónde vas, le preguntan. Me voy -responde -, solo eso. Y al bajarse del coche deja su aroma sobre la guantera. Camina en todas las direcciones en busca de la aparición que la llame por su nombre indecible.


viernes, 25 de marzo de 2022

La danza del espacio infinito -97


 

Nadie puede oír sus gritos. Le interesan las personas de una en una. Si vienen en manada, huye y se esconde. Sabe que si tienen hambre en medio del paisaje ignoto, y la comida escasea, morderán con delectación sus sabrosos muslos. No está dispuesto a ser plato principal de un ágape desesperado. El coste de la supervivencia suele ser muy alto para los débiles. Mucha dieta, mucha dieta, pero a la hora de la verdad, se abalanzan sobre las partes blandas de uno sin hacer ascos al exceso de proteína animal, con perdón. Nació con el viento en contra, es un antihéroe que construye armarios de los que no poder salir. Da miedo, pero más miedo da el vasto paisaje: frío, inhóspito, con una preocupante ausencia de criaturas que alimenta la imaginación del pusilánime. Los expedicionarios salen a buscarse un sitio en la historia, en el imaginario popular, en el anecdotario de un país con necesidad de leer novelas de caballería con caballeros descalabrados. El nómada busca tesoros inexistentes en escenarios múltiples. Pero él cree en el inmovilismo, en pase de mí este cáliz y cualquier otro cáliz. El es un señor gris aunque vista de azul. El no quiere oír los alaridos de los osados aventureros, él grita hacia dentro como el planeta que respeta a sus moradores. La sangre es escandalosa, sobre todo cuando tiñe una superficie helada o nevada y el horizonte no da pistas de dónde fueron a parar ni la víctima ni el verdugo. ¿Quién, sin aspirar al cielo, esta tierra podría soportar?


miércoles, 23 de marzo de 2022

La danza del espacio infinito -96

 


Aliviar, mitigar, paliar; tres verbos, una sola razón para estar aquí. Usar a alguien ya es abusar de él. Quien no haya usado al prójimo que levante una uña. Quien no se haya creído con derecho a hacerlo que deje de engañarse. Cuando notas el mordisco de la depravación deberías visualizar su sabor y su posterior indigestión. Solo mirando activamente el movimiento trigésimo cuarto evitarás equivocarte en el movimiento vigésimo octavo. Aliviar, mitigar, paliar, son verbos que van estrechamente unidos al sufrimiento, a darnos un respiro frente a él. El que puede ponerlos en marcha es alguien con un excelente botiquín, con experiencia de dolor y a la vez avezado en su superación. El profeta ha de morir apedreado antes de que se vean cumplidas sus profecías, el aliviador ha de ser escupido por el aliviado antes de que éste reconozca el consuelo recibido. Los bares a última hora de la noche de un día de labor son el refugio de los corazones malheridos, los confesionarios de colores etílicos, de mugre acogedora. Un chupito, por favor, un elixir para este cuerpo felizmente condenado. No hay razón para irse a dormir, para irse a olvidar.


lunes, 21 de marzo de 2022

La danza del espacio infinito -95

 


Ramiro está a la espera del mensaje que desbroce la senda. Si no existe intromisión del mensajero movido por un torvo interés, espera obtener el mapa de ruta en pocos días. Saber por dónde caminas es más importante que saber a dónde vas. El destino se reconoce en cuanto se ve; el camino, en cambio, debe sondearse a cada paso. Mientras aguarda las directrices, Ramiro toma analgésicos y antiinflamatorios contra la prostatitis. Se va doblando por la mitad por culpa de una próstata que se empeña en ocupar el espacio que no le corresponde. Aconsejan la evacuación seminal diaria para la limpieza de los conductos, y eso está bien siempre que no seas un adicto al sexo, como le pasa a Ramiro. Mantenerse limpio le supone un conflicto de intereses. Acumular y sufrir o soltar y sufrir aún más. Ojalá fuera una mujer, piensa mientras se palpa las mamas de sesentón en las que va acumulando tejido adiposo. Se siente raro, ¿y si al tiempo que padece de prostatitis tuviera un cáncer de mama?  No es descartable, la vida es una hijaputa con un sentido del humor muy discutible. Su adicción al sexo no tiene que ver con la práctica excesiva, sino con la obsesión excesiva. No es capaz de terminar un sudoku, nivel samurái, sin que su mente peregrine a procacidades lubricadas y ensalivadas. Llega el correo, pero está con la polla tiesa y no puede atenderlo. La senda sigue apretada por la maleza, el destino debe esperar a que el caminante esté en condiciones de soportar el peso de su mochila.


domingo, 20 de marzo de 2022

La danza del espacio infinito -94

 


A fuego lento se esponjan las alubias en la cazuela, su caldo engorda a borbotones como pedos de ópera. En el volcán de al lado, unos chipirones encebollados se tersan en magma negro. Los sentidos del olfato y del paladar se alían para excitar a los comensales, que nerviosos meten prisa al cocinero. Pero los alimentos tienen su tiempo, independiente del hambre. A través de los cristales se ven gotas de lluvia balanceándose en la cuerda del tendedero. Este invierno dura cinco meses, pero la experiencia nos dice que pronto hablarán de sequías y de antropocentrismo en el origen del cambio en el clima. La memoria es tramposa, depende de nuestros prejuicios, según su naturaleza nos vamos acordando. El planeta estaba antes que nosotros y seguirá después. Somos, en muchas ocasiones, criaturas ridículas. La hogaza de pan con masa madre espera hecha rebanadas en el centro de la mesa. El pan hará el prelavado de los platos, el pan hará la labor para la que no fueron inventados los cubiertos. El pan es el nexo de unión de nuestras manos con los alimentos humeantes. Desde la sala llega la voz de Ana Rosa hablando del asesinato que una mujer ha cometido sobre un niño de ocho años. El país se conmociona. La maldad no deja de sorprendernos. No me explicó por qué. Surge un debate sobre la vileza humana. Se encrespan los ánimos con las opiniones discordantes, hasta que desde los fuegos de la cocina llega un inequívoco olor a quemado. Todos callan de repente. El cocinero está apesadumbrado, los comensales segregando una afligida saliva. Alguien abre una botella de vino y se llena el vaso hasta el borde.


sábado, 19 de marzo de 2022

La danza del espacio infinito -93

 


Le han matado a una hija; el consuelo de los hombres no le llega para sobrevivir. Declara en televisión que si en su fuero interno, con toda su inteligencia, tuviera la absoluta convicción de que Dios no existe, él seguiría creyendo en El. Lo manifiesta, no le queda otra. ¡Y yo que me consideraba una persona creyente! Joder, menudo meneo me acaba de dar este señor. Cuando se toca fondo sólo se puede mirar hacia arriba, por encima de las cabezas. El gran tema de un escritor es él mismo y su gran esfuerzo va encaminado a negarlo. Un escritor busca pistas que le sirvan para destaparse, con las que volver al paraíso que intuye escondido entre sus neuronas. Por qué los seres endiosados no creen en Dios: por competencia, por celos, por estulticia. Las razones golpean los clavos en las muñecas. El error más importante del iniciado es querer a Dios para él solo, como una posesión ganada a pulso del amor. Cuando es un ser sensitivo quien trata del amor, la corrupción del mismo es casi inevitable. Y si Dios es el Padre, el incesto está casi asegurado. Los iniciados tienen más peligro que una mina oculta en medio del parque. Por eso es conveniente que pronto el iniciado conozca la noche oscura, el desierto, la sequedad de los sentidos. El enlace entre distintos debe ser limitado y con condiciones. Si pretendes hacer trampa para colarte en sus aposentos, te quedarás con el picaporte en la mano y la cara deformada por la desfachatez.

 


viernes, 18 de marzo de 2022

La danza del espacio infinito -92

 


No hay peligro en ir caminando hacia el abismo. Es un trayecto cuyo significado depende de la intención de quien lo recorre, puede ser el itinerario que lleva a la contemplación del paisaje insondable o el que lleva a dar el último paso, el resolutivo, el que precipitará el cuerpo y el tiempo. Una carta abierta espera sobre su escritorio. Sus huellas dactilares viven sobre el teclado del ordenador portátil. En el obituario obviarán las anécdotas, y ellas son la explicación, el detonante del salto. Hay muertes que dejan tras de sí un reguero de culpables, también algún alivio. Qué más da. Cuando dicen que la vida sigue, deberían añadir que sigue porque activamos el modo olvido, el reinicio en blanco del disco duro. Que sigue porque se la suda. El próximo que irá hacia el abismo ya está de camino. 

 


miércoles, 16 de marzo de 2022

La danza del espacio infinito -91

 


Es conveniente no sentir la emoción a la hora de transmitirla. El Hombre es una criatura creadora. Los hombres son un número. Los muertos no son sinónimo de ausencia. Penalizan la propiedad privada y pretenden imponer "la virtud" por cojones, por sus cojones más concretamente. Copiamos con tanto descaro que nos creemos originales. Las frases sueltas pueden convivir. 


domingo, 13 de marzo de 2022

La danza del espacio infinito -90

 


Es un tipo para quien cualquier reclamo económico en forma de tasas, impuestos, cargas, cualquier derrama acordada por la comunidad de vecinos, cualquier gasto extra de dentista, electrodomésticos, averías, cualquier imprevisto le hace temblar, sudar, llorar. Su vulnerabilidad es tal que el destino se ha convertido en una trazadora incontrolable y asesina. Con la guerra ganada, por qué la muerte sigue librando batallas. Es agotador — dice— que no pueda reunir el dinero para mantenerme como estoy; regular. Cuando dejas de aspirar a más en la ilusoria pirámide construida por el sistema, tienes que afrontar que vas a menos. Si pusiera sobre la mesa su partida de nacimiento y seguidamente su certificado de defunción, obtendría un palíndromo. El César le exige más de lo que puede dar. Le he dicho que mientras yo tenga, tendremos los dos. No me ha creído. Hace bien. Los hechos hablarán por ambos.


sábado, 12 de marzo de 2022

La danza del espacio infinito -89

 


El asesinato de un niño conmueve al país. El bellaco que ve la televisión nota alivio al comprobar que el mal no es de propiedad privada. ¡No soy un bicho raro, hay más como yo! Cuanto más conoce la iniquidad de la naturaleza humana, empezando por la suya, más cree en Dios. Qué alternativa le queda: ¿mejorar? Quien contemple esa opción no conoce el material averiado que hemos construido. No mejoramos, apenas somos capaces de dar aliento a las virtudes, que sin duda, también poseemos. Solo en condiciones idílicas estamos capacitados para embridar nuestro lado oscuro. Hemos de haber sido unas criaturas implacables a la hora de asegurarnos la evolución. Y dentro de ella, hay que remarcar el interés personal que se concibe como obligatorio frente al resto de miembros de la especie. El rufián no se deja engañar por la verbalización generalizada de bondad, no se deja engañar por el escondite que los cobardes usan al demoler sin piedad al sospechoso. Todos, sin excepción, pretenden acallar sus propios demonios, y afirman querer comprender. Es mentira, pues niegan lo evidente. Claro que cree en Dios, en quién si no.


jueves, 10 de marzo de 2022

La danza del espacio infinito -88

 


Es grande el coste de intentar parecerse tanto a los demás: o te despersonalizas o te embarcas en un viaje de radical extravagancia que arriba en locura. Estoy con la apreciación de Cioran: "Es casi imposible concebir la eternidad en posición vertical". Esa es la única característica de peso que distingue al hombre del resto de criaturas, su afán de concebir la eternidad, de concebirse parte de ella; o por qué no, ella por completo. Y claro, somos unos insatisfechos de serie. Hay un desequilibrio de difícil compensación entre nuestras aspiraciones y nuestras realidades. Nos faltan datos para tanto anhelo. De dónde nos viene la inquietud de sentirnos incompletos. Los nuevos sabores nos abren más el apetito, los olores nos trasladan en el espacio y el tiempo, las caricias son simulacros de lo que nos creemos merecer. Ni arrastrándonos por la vulgaridad, ni abotargando nuestros sentidos, ni rompiendo el frágil hilo de la memoria, somos capaces de silenciar del todo el llamamiento de la eternidad. El insomnio inquisitivo, el estado alterado de conciencia, son el terreno de juego que algunos eligen para encontrar respuestas. Y las hallan, pero cuál era la pregunta. Nuestro cuerpo es un cedazo muy tupido. Pocas realidades pasan con nitidez por él.


martes, 8 de marzo de 2022

La danza del espacio infinito -87

 


Si recibes demasiado castigo no pueden esperar que reacciones con lógica a la autoridad, o con precaución ante el peligro de muerte. El egoísmo se usa por miedo a que el dolor ajeno te destruya. Ningún hombro es capaz de soportar el peso del mundo. En el fuego cruzado siempre hay un infeliz que está distraído, paseando por el sitio equivocado. El hombre que deambula con la mirada perdida tiene respuestas por las que nadie pregunta. Le aseguraron protección si delataba a los malos, cuando se dio la vuelta ya estaba solo. Hace cosas efímeras y las mira para olvidar. Entiende las claves que mueven el alma humana, pero ya no se cree en el alma humana, así que sonríe con tristeza cuando la bala perfora un punto de su camisa y se le apaga la luz artificial del sol.


domingo, 6 de marzo de 2022

La danza del espacio infinito -86

 


El esquelético tendedero posa al lado de la silla de ruedas plegada, sostiene dos pares de calcetines: uno rosa, el otro gris. Dos personas viven en la casa, una de ellas con sinestesia y discapacitada de las extremidades inferiores. No anda, pero saborea las palabras y ve colores con cada punzada de dolor. Sobre la encimera duermen un bote de hinojo, un especiero, un rollo de papel absorbente, una planta sufridora, dos trapos, líquido lavavajillas color azul, un paquete de carbonato de magnesio y un cuchillo de sierra con ganas de sangre. Sobre la mesa viven una panera con migas y un currusco de pan rocoso, un frutero con dos plátanos, una mandarina, un  mango y dos peras de Rincón de Soto. Otros habitantes de la cocina son la lavadora bailonga, el frigorífico acatarrado, los fogones requemados, una caldera con hipo calórico y una televisión encendida a la que nadie atiende. Una cocina es la suma de sus cosas y algo más. La suma de cocinas, no sólo es una suma numérica, es el infierno mismo, custodiado por cocineros de renombre haciendo programas mediáticos, escribiendo libros de recetas, contándonos lo fácil que es cocinar y callando lo mucho que ganan por hacer eso tan fácil. Dos personas, una de ellas discapacitada, ambas incapaces de moverse. Tienen miedo a los azotes que se reparten por el mundo de manera arbitraria. La desgracia suele tener fijación con algunas personas. Con la maldición, de nada vale una orden de alejamiento, así que se sientan al calor infernal de la cocina y permanecen quietas, en silencio, casi sin respirar, con la esperanza de que si no alteran nada de su alrededor, la vida pasará de largo, al menos esta vez.