domingo, 19 de diciembre de 2021

La danza del espacio infinito -13

 


Paso horas recorriendo en soledad los caminos. Caminar es mi terapia contra los oscuros pensamientos que asolan a cualquier hombre que se hace preguntas. Los caminos pasan por pueblos cada vez más desolados, por ermitas derruidas, por campos explotados a la sombra de subvenciones europeas. Los caminos me llevan y me traen, y sé que uno de esos caminos sin nombre acabará engulléndome y dejando una humilde cruz a su vera.


sábado, 18 de diciembre de 2021

La danza del espacio infinito -12

 


Suelo intercambiar chascarrillos inocuos con mi vecino Brahim. Ha venido de Argelia. Tiene una mujer recluida entre trapos, paredes e hijos pequeños sobre los que no lleva la  cuenta. Brahim realiza chapuzas a domicilio y exprime las ayudas sociales que un país endeudado más allá del 120% de su producto interior bruto pone a su disposición. <<Somos así de chulos>>, le digo.

            Me cae simpático Brahim; es sociable, algo pícaro y muy formal con los deberes de su religión. Aunque me llama amigo, sé que no lo soy. A pesar de que nos llevamos bien, para él, en el mejor de los casos, soy un hombre profundamente equivocado. Me suele recriminar que los occidentales, o carecemos de valores, o los tenemos viciados. En el peor de los casos, para él soy un perro infiel que es despreciable ante Alá y ante sus seguidores. Brahim puede engañarme, incluso debe, si así favorece a sus creencias. Puede utilizarme, incluso debe, si es conveniente para su causa eterna. Brahim se subyuga a su dios, y por lo tanto, cualquier cosa es posible por el manejo perverso que los hombres hacen de dios. "Alá y sus mensajeros están exentos de responsabilidades para con los idólatras" (Sura 9:3). 

            Para qué negarlo, Brahim me desprecia, aunque agradezco que disimule. Sé de su desdén hacia mí porque lo declara hacia los otros cuando está conmigo.


viernes, 17 de diciembre de 2021

La danza del espacio infinito -11

 


Cuando se produce un hecho luctuoso, una violencia mediática, unos trenes que saltan por los aires, un hombre indefenso a quien meten una bala en el cráneo, se suele lanzar el mensaje de que todos somos víctimas de la tragedia. Si fuera cierto ese gesto inútil de implicación solidaria, no habría asesinos. Y de éstos vamos sobrados. El mundo paralelo que hemos ido articulando posee personajes peculiares a los que hemos dado cabida y rendido honores, porque tenemos el concepto de realidad alterado. Luego nos llevamos las manos a la cabeza cuando esos mismos personajes hacen lo que saben hacer: generar caos y confusión. Son frágiles e inconsistentes los mundos paralelos que nos da por habitar. Cuentan con la ventaja de que la realidad no pierde el tiempo desacreditando espejismos, y éstos van reforzando su influencia en personalidades arrogantes que prefieren ser reyes de los escombros que príncipes en el palacio. Las grandes grietas del mundo paralelo son ocasionadas siempre por los hombres más pequeños, capaces de ser verdaderos al no tener nada que perder. Cuando se acaba nuestro tiempo, se nos ofrece una visión menos condicionada de la realidad, pero pocos son los que se integran en ella, prefiriendo volver a probar suerte con la ilusión. La eternidad no rechaza a nadie. Somos nosotros, y nadie más que nosotros, quienes no encontramos cabida en ella. Preferimos seguir intentando ser aparte del Ser. Hacemos cola en el paritorio, es nuestro turno de berrear saliendo por el túnel de la madre. La luz artificial daña hasta que nos acostumbramos de nuevo a las apariencias. La noria sigue dando vueltas con nosotros de cobayas voluntarias.


jueves, 16 de diciembre de 2021

La danza del espacio infinito -10

 


El alterne ya no es para mí. El cuerpo ha dicho basta a una actividad social que me mantenía con pulso. Antes me bebía hasta los sólidos. Ahora me tomo un corto de cerveza con limón, me siento en una mesa, ojeo el Marca y veo pasar a las cuadrillas que beben a la velocidad de la luz. Escucho sus chanzas, sus comentarios penetrantes, sus indirectas al mentón, sus cachetadas, sus agudezas, sus detalles costumbristas, su vida a borbotones, y suspiro como un viejo que sabe está de comentarista de historias que no vivirá. Un viejo de edad joven que sueña con cultivar infinitivos como toda aventura significativa. Un viejo que ha descubierto que de noche todos los campos son pardos y aterradores. Un viejo de edad joven que amanece cuando amanece, y a veces antes, como nervioso, como si tuviera algo que hacer.


martes, 14 de diciembre de 2021

La danza del espacio infinito -9

 


Escribir es abrir una herida que estaba cicatrizando, es no dejar en paz el pasado e inventarse el futuro. Escribir es de necios. Sí, sé que me he llamado necio. No me arrepiento. Es una adicción como otra cualquiera, aunque sea la más dañina de todas. Porque al leer nos predisponemos a creer, como quien asiste a un truco de magia y desea ser engañado para disfrutar de un placer efímero y fraudulento. El amor no quiere a quien lo escribe. El amor desprecia a quien lo cita. El amor prescinde hasta del que ama. El que escribe nada sabe del amor, pero convence a quienes le leen de que es así o asao. Escribir las últimas voluntades es querer imponer tu voluntad. Escribir poemas es hacer malabares con las emociones. Narrar es apostar por una doble vida cuando ni siquiera sabes vivir una. Escribir el punto final resulta muy complicado para los charlatanes. No somos, pero nos hacemos la ilusión de ser con las sombras chinescas.


lunes, 13 de diciembre de 2021

La danza del espacio infinito -8


He ido de visita. Vive en un barrio de paredes desconchadas, de orines de gato, de ancianos que se mueren como si tal cosa, de parados de larga duración, de inmigrantes que vienen a plato puesto, de patios con sillas de bebé abandonadas, de cagadas de paloma sobre una paloma muerta, de chupinazos descabellados para fiestas en las que nada se celebra, de viejos roqueros grotescos, de borrachos al mediodía, de chinos sin pasado ni futuro, de putas tristes, de rateros que prestan dinero, de evangelistas que cantan hasta que acabas odiando la música, de basura pobre, de árboles con muleta, de tejados con goteras, de bragas en los tendederos, de gritos a medianoche, de risas desdentadas, de bancos pegajosos, de parques amarillos, de trastiendas registradas, de coches de policía que se saben el camino, de ambulancias que siempre se paran, de abrazos que no dejan que te vayas.



 

domingo, 12 de diciembre de 2021

La danza del espacio infinito -7

 


Vino tortilla, vino calamar, vino callos, vino criadillas, vino arroz, vino cordero, vino patitas de cerdo. Estás dormido y bebes, a veces comes. Con el cerebro alegre, el corazón se desnuda en la vía púbica (sí, de pubis). La cháchara descarga malestares ocultos incluso para el que habla. Vino abrazo, vino despedida, vino cuadrilla, vino empresa, vino soledad. El bebedor de vino no entiende de añadas, entiende de áreas de servicio, de tiempos muertos, de prórrogas antes de volver a casa. Los amigos de tu infancia ya son viejos a los que has atrapado en un recuerdo del que no pueden escapar. Ellos hacen lo mismo contigo. Vino melancolía, vino inspiración, vino emprendedor, vino apretón de manos. La familia es la caravana que llevas anclada al vehículo, puedes dormir en ella, vivir en ella, pero si te mueves de un sitio a otro, debes acarrearla como un peso pesado, a veces muerto. Vino picado, vino desesperado, vino para quedarse. 


sábado, 11 de diciembre de 2021

La danza del espacio infinito -6

 



A la confusión le gusta enredar. Los confusos se reúnen y llegan a conclusiones erráticas. Nuestro mundo es una mezcla de lo que el universo tiene ideado para él y de la creatividad esencial que nos caracteriza. La mezcla nos confunde. Los pequeños detalles nos emocionan. Las grandes medidas nos frustran. El hombre que logra la fama debe alejarse antes de que lo descalabren aquellos mismos que hoy le encomian. El arrojo de la juventud debería ser otorgada a los viejos. La serenidad de la vejez debería ser otorgada a los jóvenes. El pesimismo no surge de la experiencia del pasado. El pesimismo, aunque sea erróneo, es el modo más común de protegernos frente a las decepciones futuras a las que alentamos inconscientemente para darnos la razón; la profecía autocumplida. La autodestrucción es nuestro botón rojo, nuestro seguro de no mundo. La iluminación no se logra para siempre, sino para ahora, solo para ahora. El hombre está tan cansado de su confusión, que si no fuera por el miedo, se echaría al suelo a morir. Pero la muerte es una experiencia como cualquier otra cuando vives en el ahora. No más, no mañana, no pesimismo ni optimismo. Quita la pelusilla de tu corazón, pásale el plumero y escucha atentamente.


miércoles, 8 de diciembre de 2021

La danza del espacio infinito -5

 


La comezón que generan las diferentes variantes que no se materializan, los simulacros que ideamos en nuestras cabecitas, nos llevan más tiempo que los hechos. Vivimos más vidas que una, y la real no la vivimos con la atención que se merece, puesto que estamos entretenidos sufriendo por lo que pudiera ser y no es. Estás distraído, pero si un diente se mueve como una mecedora queriendo salirse de su encía, logrará acaparar tu atención durante todas las horas de la jornada hasta que lo soluciones yendo al dentista. Un diente puede ser tu meditación más plena. Coge el dolor y haz el camino inverso, lo mismo con la ira, con cualquier emoción. Súbete en ellas y retrocede hasta sus orígenes, sigue hacia atrás, más. En efecto, vienen de la ideación que tienes de ti mismo; el mayor fetiche que se pueda imaginar, el mayor que somos capaces de construir. Pero es tan fatuo, que sigues ahondando, porque sabes que el centro aún está más cerca de ti. De ahí vienes; de la nada desértica, no de un espejismo. 


domingo, 5 de diciembre de 2021

La danza del espacio infinito -4

 


Abro la puerta y entra tambaleándose. Su cara está abotargada. Los medicamentos le tienen sometido a un calvario sólo comparable a la enfermedad que combate. He decidido no pensar en su dolor, no sentir empatía, ni solidarizarme verbalmente con su dramática situación. Indago en la forma de ayudarle sin sentir, sin pensar o actuar. Sólo estar con él, junto a él, en él; porque él soy yo con otra cara. Cualquier otra manera de ayuda contaminaría la escena por la intrusión del puñetero y extraño ego curioso.

            Se tiene que sentar. Las palabras se le quedan colgadas en las babas; no llora, le lloran los ojos sin pedir permiso. Entiendo lo que no puede decir y soy consciente de que no puedo hacer mucho. Sé de mi poquedad. Y él lo comprende. Ambos estamos entregados a quién sabe qué. Es una actitud de entrega rendida. Estamos uno al lado del otro. Respiramos el mismo aire. Mi cuerpo tiembla un poco más aliviado, porque hoy, al menos hoy, no se le exige ese grado de sufrimiento que el otro padece. El cuerpo tiende a la supervivencia aunque muera el cuerpo de al lado. Menos mal que somos con envoltura y a pesar de ella.

            Esta mañana ha salido a comprar el pan y ha aprovechado para hacerme una visita. Me confiesa que igual no llega a la hora de comérselo. Si todos tuviéramos esa actitud no obligada por los acontecimientos, disfrutaríamos de cada mendrugo de pan como si fuera un  último milagro. Comer el pan de cada día se ha convertido para él en una hazaña. No me habla de necesidades. Hace tiempo que no recibía una visita tan desinteresada. Sigo guardando silencio. Es el mío un silencio de ignorante total, no de discreción ensayada.


sábado, 4 de diciembre de 2021

La danza del espacio infinito -3

 


Las redes sociales son la representación ficticia de la ficción. Son el sueño del sueño. Doble tirabuzón antes de caer. La prosperidad para todos significa que ese "todos" sean unos pocos y que la prosperidad sea un bien escaso. Cualquier tipo gris desde su habitación mugrienta puede hacerse propaganda y crear pompas de jabón virtuales. Pero el tipo gris sigue siendo gris. Nada ha cambiado, excepto que el receptor no capta la situación real del emisor. Además hay que contar con que la autopista que pone en contacto a ambos, está manipulada para que los que circulan por la izquierda vayan más rápido y más lejos. Detrás de ella están los beneficiados de tanta bobería, los que ofrecen aparentemente gratis unos servicios que sirven para conocernos mejor, vendernos al mejor postor y manipular más fácilmente la mente común. Si no nos vendieran al aceptar los regalos, nos cobrarían por el objeto brillante ofrecido. Quizá lo hagan cuando ya no seamos capaces de vivir sin ellos, cuando seamos capaces de pagar hasta tres veces por la misma cosa. La dependencia hacia la representación ficticia de la ficción crece exponencialmente. Nuestra atención respecto a lo que tenemos delante flojea, nuestra capacidad de interiorizar decae. Somos más vulnerables a cualquier ideología, a cualquier "vende humo", a cualquier teoría rápida, eficaz, que ofrezca satisfacción inmediata. Las palabras son formas del vacío. Así que sigo escribiendo porque nada puedo romper con ellas, nada puedo construir con ellas. Nada de nada. Nadie se hizo sabio a través de las palabras. Otro asunto es que cuando un sabio habla, sus palabras llevan una carga transformadora que va más allá de la semántica. El hombre gris se aprovecha de las imágenes para dar visos de realidad a su mensaje por redes. Las imágenes nos seducen con mayor rapidez que las palabras. Las imágenes tienen fama de ser más reales que las palabras. <<Lo he visto con mis propios ojos>>. Es una fama inmerecida. Las imágenes son tan representación ficticia de la ficción como las palabras. Creemos que la imagen es la demostración del hecho. ¡Creemos tantas tonterías!


miércoles, 1 de diciembre de 2021

La danza del espacio infinito -2

 


La personalidad es una herramienta de encaje en la sociedad, y si no funciona, pues la cambias. Nacemos sin personalidad, los bebés están libres de esa construcción ficticia. Pero a los pocos años aprendemos que hemos de hacernos con una, y vamos ensayando cuál nos va bien para lidiar con las relaciones y con el mundo. Con el paso del tiempo, de las circunstancias o del marco en el que nos movemos. La personalidad es una idea que los demás se hacen de nosotros sostenida con varias imágenes que van acumulando en su memoria, y es la idea que nos hacemos de nosotros mismos a fuerza de confrontarla con el mundo. Ambas ideas, la que tenemos de nosotros y la que los otros tienen de nosotros, no suelen coincidir. En definitiva, la personalidad es una falsedad aceptada para la convivencia en relaciones que no son verdaderas, no pueden serlo con semejante preámbulo ilusorio. Con la vejez, se suele volver a prescindir en buena parte de la personalidad, no sólo por las enfermedades neurodegenerativas, sino porque te sales o te sacan del carril social y dejas de usar los filtros para mantener una imagen que se cae a ojos vista. Como bien dice la sabiduría popular, los ancianos se convierten un poco en niños. La caída de la personalidad, bien sea en la primera infancia, bien en la ancianidad, o bien por alguna situación traumática o enfermedad incapacitante, tiene la virtud de hacer emerger algo que no es una construcción mental. Se trata de la individualidad. Esa no cambia, es el hilo conductor de una vida, es la que te procura identificación tengas tres años o noventa, hayas perdido la memoria o aún no hayas vivido significativamente para adquirirla. Individuo proviene de indiviso, de indivisible, de unidad. La personalidad es fragmentaria, como miles de piezas que no terminan de encajar en un puzle de locos. La individualidad es unitaria. El individuo es la gota de agua que guarda en sí las características del gran océano. El individuo no se apuntala en imágenes mentales, ni se ve amenazado por insultos o criticas, ni le hacen crecer los halagos. El individuo ya es, desde siempre, todo lo que se puede ser. Pero al escoger la personalidad, enterramos bajo cincuenta capas de hormigón a la individualidad. La personalidad nos hace sufrir porque es irreal y acabamos en la mayoría de los casos, identificados con esa irrealidad dividida. La individualidad nunca desaparece, aunque la olvidemos. Está ahí, como soporte de vida, conectada  permanentemente con lo real, con lo no manifestado, desde donde se hacen viables todas las manifestaciones. El individuo no necesita hacer grupo para sentirse seguro o estar protegido. El individuo es un ser verdadero, y como tal, no está amenazado por la ficción, por mucho que ésta se empeñe en activar el botón del pánico. 


domingo, 28 de noviembre de 2021

La danza del espacio infinito -1

 



He oído una conversación en la calle. Dos jóvenes hablaban de que Elon Musk, el jefe de la compañía SpaceX, quiere enviar una expedición con cien personas a Marte. La idea es que cuanto más lejos vayamos, más cerca estaremos del saber. Conocer al extraño es una forma de conocernos a nosotros mismos. Mirarnos desde fuera. Hemos llegado a identificarnos con el planeta Tierra solo porque es el lugar desde el que miramos. La posición nos crea el espejismo de que estamos quietos en un universo que no se detiene. La velocidad del hámster en la rueda no lleva a ninguna parte. No permitas que te conviertan en insignificante. Tu pequeñez es tan grandiosa como la mayor de las extensiones siderales. No te dejes seducir por la megalomanía de quien, acomplejado, pretende ser a costa de aminorar al prójimo. Las bajas pasiones no tienen nada de malo, pero si tu construcción son solo los cimientos no hay morada ni monumento a admirar. No podrás contemplar desde las ventanas más altas los paisajes más regios. Te quedarás a ras de suelo. Marte está cerca, demasiado. Tú puedes volar más lejos, vivir más grande, ver más hondo. Estás hecho del material de lo eterno. Cierra los ojos. Pruébalo.


sábado, 23 de octubre de 2021

La oscuridad me basta. Thomas Merton.

 


Es casi medianoche y estoy esperándote en la oscuridad, en el gran silencio. No me dejes pedir más que quedarme sentado en la oscuridad, sin encender una luz por mi mismo, ni atiborrarme en mis propios pensamientos para llenar el vacío de la noche en la cual espero por ti.

Déjame volverme nada para la luz pálida y débil de los sentidos, para permanecer en la dulce oscuridad de la fe pura; en cuanto al mundo, déjame volverme para él totalmente oscuro para siempre. Que yo pueda de este modo, por esta oscuridad, llegar en fin a tu claridad.

Que yo pueda después de haberme vuelto insignificante para el mundo extenderme en dirección a los sentidos infinitos contenidos en tu paz y en tu gloria. Tu claridad es mi oscuridad; yo no sé nada de ti, y por mi mismo, ni puedo imaginar como hacer para conocerte. Si yo te imaginara estaría equivocado, si te comprendiera estaría engañado, si quedara consciente y cierto de que te conozco sería loco. La oscuridad me basta.

Thomas Merton (1915-1968)





viernes, 23 de abril de 2021

jueves, 18 de marzo de 2021

Reseña "Los ladrones de ideas" en Almiar-Margen cero

 


«Lo que parece ser» es lo que piensas que es. Los pensamientos son la naturaleza de la mente, los pensamientos surgen y se esfuman; todos, sin excepción, incluso los divinos. Por eso, lo que aparece y desaparece solo parece ser. Lo que es ni aparece ni desaparece, ni los suicidas pueden matarlo.

Reflexión en la revista Almiar-Margen cero


miércoles, 24 de febrero de 2021

Los ladrones de Ideas.

 


El suicida sufre una mente que se ha apoderado de su identidad, y para destronar a esa impostora no encuentra otra forma que borrar todos los pasos andados. El suicida anhela el silencio agazapado bajo el mortificante ruido del martillo pilón que se ha instalado en el centro de su vida. El suicida ha jugado al mundo con las cartas marcadas por este y ha perdido casi todas las manos. Le dicen que intente cambiar las reglas del juego, pero esa es otra trampa en la que ha caído sin que la falsedad del mundo pierda un ápice de terreno. Hay suicidas que son hábiles en el juego y han ganado muchas partidas con las cartas trucadas, pero su insatisfacción es más profunda que la vinculada al hecho de perder o ganar. Su insatisfacción se deriva de que el juego es tomado demasiado en serio y los jugadores están fuera de sí proyectados en una invención inconsistente. Los suicidas se mueven por desesperación o por decisión reposada, por rendición o por búsqueda de un marco diferente. Los suicidas también quieren vivir. En "Los ladrones de ideas", ambos personajes, tanto el escritor Odei como el mendigo Lander, saben que el juego está amañado y resulta interesante tener cerca la posibilidad de dejar de jugar en el momento que ellos decidan. En el relato de Odei: "Gran Grano", que se transcribe en la segunda parte del libro, los personajes ya están condenados a una salida rápida y sufriente del juego, para ellos el suicidio es más como irse dando un portazo cuando no les queda dinero con el que seguir apostando.


miércoles, 17 de febrero de 2021

El Tiempo.

 


En los primeros minutos de haber entrado en el aula, el profesor soltó la frase del filósofo francés Clément Rosset: <<Lo real siempre se toma la revancha>>. Al profesor se le oía pensar mientras hablaba. Impartía sus clases echando mano de un compendio de anécdotas atribuidas a diferentes personajes históricos. Con ellas acaparaba la atención de sus alumnos, y a partir de esa atención aprovechaba para datar el suceso y ubicarlo en un contexto histórico concreto. La fórmula funcionaba. Para él la historia era, y así lo manifestaba al principio de cada curso: tiempo. Hacía suya la idea de Heidegger de que nosotros no nos movemos en el tiempo, sino que somos, estamos hechos del tiempo mismo. Cuando nosotros nos acabemos, el tiempo se acabará. Uno de sus alumnos, en cierta ocasión, objetó que el concepto sí permanecería. El maestro preguntó cómo y dónde permanece ese concepto del tiempo, pues sin testigos conscientes que lo validen, que den fe de él, su "existencia" se evapora.