martes, 15 de febrero de 2022

La danza del espacio infinito -70


Me hacen gracia los epítetos que aplicamos al prójimo cuando descubrimos en él la maldad, como si ésta nos fuera ajena. Marcamos distancias en un vano intento de estar a salvo de la iniquidad. Solo hace falta una excusa que nos parezca de peso, una circunstancia contraria a nuestro parecer, y aquello que juzgábamos como apestoso se desarrolla en nosotros con una facilidad innata. Y es que somos proveedores de grandes gestos y de mezquinas acciones.


domingo, 13 de febrero de 2022

La danza del espacio infinito -69

 


Sufre a lo bestia cuando se espera algo de ella. Rinde cuando nadie la mira ni nadie lo espera. Una mujer de genial intelecto que ha acabado por no estimarse a sí misma. La situación más simple para los demás, para ella es motivo de estrés. El exterior es su infierno, ese lugar donde se diluye en miedo y parálisis. Una mujer que dotada para la palabra escrita se encharca al hablar, se limita a su escritorio cuando tiene algo que decir. La baja condición económica de su familia le ratificó en su inferioridad social. Le he pedido que me acompañe y no se mueve. Así que me quedo quieto a su lado. Espero que se acostumbre a mi compañía silenciosa, una sombra que no la juzga, que nada pretende. Al cabo de dos años veo los frutos. Ella abre mi mente simplista a nuevas realidades enriquecidas de naturaleza permanente, ella ha hecho evolucionar mis percepciones, ha dado sentido a lo absurdo o inaccesible. Su capacidad de comprensión de las virtudes y miserias humanas me han hecho más compasivo. Ahora que he logrado su confianza, la que ella no tiene, le he pedido de nuevo que me acompañe. No se ha movido, ha bajado la mirada a sus papeles y la tristeza se ha hecho corpórea. Siento que lo que veo en ella nadie más pueda verlo. Su timidez patológica la aísla. Le pregunto, me confiesa que ha de reprimir sus instintos más demoledores. No sé a cuáles se refiere. Tampoco insisto. Después de su último libro que presenté al público, la invitaron a dar una charla en la facultad de filosofía. Suda solo de pensar en la posibilidad de dar una conferencia. Ha declinado la invitación. Y está enfadada con sus límites sociales, que cada vez la cercan más y más. Se levanta cansada, se sienta a leer, pensar y escribir. Se vuelve a la cama. Corrijo alguno de sus escritos y gestiono los intereses editoriales y de promoción de una obra que va creciendo. Entre los lectores aumenta la curiosidad por una mujer de la que apenas tienen una foto de contraportada sentada en su silla ergonómica. Una imagen que robé para dar gusto a sus lectores. Tienen sus escritos, su alma sin tamizar, su creatividad inspiradora del alma humana, pero los rumores sobre su persona toman cuerpo en redes sociales. Me limito a negarlos y no doy más pistas. Ella así lo quiere. Hablan de un fantasma. Hablan de mí, del acompañante del fantasma. Hablan por no callar, que es la exigencia fundamental de una red social. La miro mientras duerme y sé que en sus sueños aspira a no despertar.


sábado, 12 de febrero de 2022

La danza del espacio infinito -68

 


Los escritores narran historias que bien habrían podido vivir, historias que malvivieron porque estaban pensando en escribirlas, historias que ni en sueños vivirían, historias revividas sin haberlas vivido, e historias que quizá algún día vivan. Los libros están llenos de historias que ni en un millón de vidas imaginarías se darían. Los pensamientos crean ficciones que se hacen  pasar por lo que no son, lo que me lleva a pensar que la realidad apenas es un pensamiento defectuoso, en desarrollo cambiante, caprichoso y contradictorio. Hay algo de verdad con mayúsculas en comerse un tomate crudo a mordiscos recién cogido de la huerta que los libros ignoran. Una verdad sin planteamiento, trama o desenlace. Una verdad objetiva, no fruto del pensamiento. Una persona inteligente dejará más tarde o temprano de leer, y una persona honesta dejará de escribir. La nieve se acumula en un equilibrio virtuoso sobre las ramas más delgadas del castaño que crece ante mi ventana. Pero el sol ya le ha echado un ojo y pronto se desprenderá. Nuestra estrella determina lo que somos.


viernes, 11 de febrero de 2022

La danza del espacio infinito -67

 


Se despertó en un círculo incompleto, con un tramo "roto", un peligroso salto al vacío del que podría no volver si por descuido se precipitaba en él. Tuvo la visión de que el círculo se completaría cuando recorriera todo su perímetro dibujado. La forma de recorrerlo era usando la inteligencia para descubrir los secretos del universo, y debía hacerlo en el sentido de las agujas del reloj. Pronto cayó en la cuenta de que la tarea sería interminable y agotadora. El resto de hombres ya estaban inmersos en el viaje circular, unos más avanzados que otros. Pero en el mejor de los casos, los más sabios, apenas habían recorrido una sexta parte del perímetro. Así la misión se presentaba inacabable.

            Decidió no emprender ese periplo vital, su inteligencia tampoco era para tirar cohetes, su estabilidad emocional dudosa y su voluntad frágil. Era un individuo sin recursos, sin nada que aportar al trayecto perimetral. Era más bien un estorbo plagiador a ojos de los demás. Así que se quedó al borde del "roto" de circunferencia sin intención de moverse.

            No sabe si por su pasividad o por su cortedad, el caso es que desarrolló una eminente capacidad de contemplación, una actitud de no juzgar lo observado ni intervenir en ello. Le vino a la cabeza, sin él ir a buscarlo, que sería acertado mirar en dirección contraria y encarar el "roto" con descaro, sin miedo a caer. Nada importante se perdía en realidad si él era engullido por aquel abismo. Extendió el brazo, cerró los ojos y se precipitó al vacío. No cayó, no le sucedió nada, el círculo se cerró según fue él completando el movimiento de avance, y pudo caminar por el perímetro en el sentido opuesto a las agujas del reloj. Debido a la celeridad de su paso, pronto llegó a toparse con los más sabios que apenas habían recorrido un breve trayecto en el sentido opuesto debido a las trabajosas condiciones del perímetro. Cuando lo vieron, pensaron que era un truco de magia, una triquiñuela visual de mal gusto. Pero él les explicó lo que había sucedido; que en su opinión, nunca había existido ese roto en la circunferencia, solo era el miedo a que existiera lo que provocaba su aparición ilusoria. Que no había un sentido correcto y otro incorrecto de recorrer el perímetro y que la inteligencia era una herramienta poco eficiente que apenas lograba resultados inciertos. Los sabios, a pesar de sus iniciales recelos, tuvieron que reconocer que ahí estaba, de cuerpo presente, y viniendo en sentido contrario. Eso era prueba de que no había caído en el vacío intemporal. Pero ellos seguían viendo "el roto". Eso no había cambiado. Quizá había ocurrido una singularidad científica, una excepción de la materia, que había mostrado una incomprensible consideración con el idiota, pero la regla continuaba vigente para el resto de humanos. No cabía duda. Debían seguir aprendiendo, estudiando, esforzando sus intelectos para dar la vuelta entera al círculo evolutivo, la única forma de completar la historia.

            Él, por su parte, dio varias vueltas, como un ventilador humano, mientras veía como sus congéneres a duras penas transitaban durante su vida por un trecho muy reducido de la circunferencia. Pero claro, no tenía inteligencia para explicarles cómo lo hacía. Decir a otro que no tenga miedo es fácil, que deje de tenerlo es complicado.


jueves, 10 de febrero de 2022

La danza del espacio infinito -66

 


Llevaba dos semanas calculando un gasto considerable que se avecinaba por culpa de una reglamentación nueva del gobierno de turno para recaudar impuestos, un desembolso relacionado con la calificación energética y la edificación sostenible. Ha estado distraído, de mal humor, con el sueño alterado, pensando cómo podría hacer frente a ese imprevisto. Al final, la ley no entra en vigor hasta dentro de un año y el problema, de momento, se ha diluido. Pero nadie le quita la zozobra padecida. Y es que la mayor tara del ser humano es su capacidad de anticipación. El hecho de prever situaciones nos provoca un desgaste inútil. Somos criaturas inmersas en la angustia por esta capacidad, por el temor a lo que sospechamos que nos asaltará, un vaticinio que nos paraliza sin tener el problema delante. La incertidumbre nos corroe. Y para una situación vital sobre la que tenemos certidumbre plena, cuando se aproxima, también nos acongoja.


miércoles, 9 de febrero de 2022

La danza del espacio infinito -65


Ha soñado con su abuelo muerto. Quería vivir de nuevo, pero como ya había sido dado de baja del padrón e inscrito un certificado de defunción en el registro civil, ya no le era posible el regreso. Con las cosas de palacio no se juega. En la película "X+Y", la madre le dice al hijo autista y genio de las matemáticas, que el valor añadido de una persona se lo da el cariño y aprecio de los demás. Sin él, uno baja enteros. Muchas veces nos sentimos números primos, indivisibles menos por nosotros mismos o por la unidad. Puedo leer un libro de mil páginas con la atención de un neurocirujano, pero cuando llego a los últimos párrafos me entra una prisa anómala por terminar y me salto frases enteras, como si no me interesara el desenlace, el lazo final de la historia allí escrita. Soy incapaz de completar el recorrido, me precipito y caigo justo cuando ya lo tenía casi hecho. Soy capaz de librar las batallas más memorables por alcanzar la libertad y luego tropezarme fatalmente en una pestaña puesta a mis pies. Ahora cultivan flores que no necesitan ser regadas, ahora te envían a casa cajas de cartón con compost para que recojas al menos tres cosechas de setas ostra sin tener que salir de casa. Hoy te hacen las cosas fáciles hasta que te conviertas en un imbécil con dinero que tiene que pagar hasta por limpiarse el culo. Cuanto más zote con titulación académica y más dinero, mejor. Los listos están atentos a sus muchas carencias, señor licenciado.

 

 



martes, 8 de febrero de 2022

La danza del espacio infinito -64

 


Amar vestido transforma el entorno a largo plazo, tan a largo plazo que has de creerlo antes de verlo. Por eso muchos prefieren la satisfacción inmediata y se quitan la ropa. El amor cambia al amante y al amado, y ambos enriquecen el sustantivo. Las historias cruzadas tienen un hilo comunicante que alimenta a los personajes, amor multidisciplinario y a la vez sencillo, sin grandes emociones, pero con acciones continuas. El amor no firma sus obras ni exige derechos de autor. Ejerce su vocación para alimentarse y crecer, incluso intenta actuar durante el turismo sexual de un solitario que viaja buscando vídeos de asiáticas y se desahoga sobre un pañuelo que es un reto a muerte al amanecer. El amor no se enamora, no se gusta, no se sacia. Estoy cociendo borraja, luego la apañaré con un sofrito. Es comida sin alardes, sin posibilidad de que el estómago abotargue el cerebro y éste boicotee al amor. Se necesita de unas condiciones medioambientales para reproducirse en el corazón de un amante biológico. El frío llama con los nudillos en los cristales, contesto que no estoy, que la intemperie estropea los pensamientos. La materia oscura, la noche oscura, los ojos oscuros son fruto de algún exceso sin cauce. El pan duro descansa en la cesta de mimbre. Ni las palomas en invierno le hacen aprecio, pero el pan duro sabe más que el tierno y mis sopas no pueden flotar sin él. El amor no caduca. Si alguna vez amaste sabrás cómo volver a hacerlo. Nadie te da motivos para ser amado sin límites. Por eso se llama amor. Soy muy bajo cuando camino descalzo. El suelo es un entorno hostil, casi más que las estrellas. Los bonos del Estado te vencen en el 2040. Hasta entonces te has propuesto sobrevivir. El Estado no sabe lo que es el amor, es un gigantesco robot sin capacidad de empatía respecto a sus miembros estancos. Está frío el suelo del baño, la baldosa es distante a pesar de su belleza. Me siento en el inodoro, no por un tema de evacuación, sino para descansar en un lugar a medida para mis posaderas. Y pienso en el amor, y sé que pensar no es amar.

 


lunes, 7 de febrero de 2022

La danza del espacio infinito -63

 


No hay recambios para un ser humano. Hablan de células madre o de trasplantes de órganos, pero no me refiero a la casquería. Estoy pensando en el cerebro, o mejor dicho, en su mente individual, en su mundo estructurado a partir del cerebro y de sus múltiples usos. Puedes parchear fugas o soldar alguna rotura puntual, pero las muescas van haciendo mella y diferenciando a un individuo de su congénere de al lado. No hay recambios, hay sustituciones o relevos. Unos se van y otros vienen. Los mismos no pueden permanecer a costa de los otros, aunque para muchos ese es un objetivo inconfesable y a veces confesado. <<No siempre escribimos lo que habíamos pensado escribir>>, confiesan muchos. Y luego está el lector que lee lo que le da la gana y entiende como quiere. Por eso los cerebros actúan con la materia prima en una dirección y las mentes recogen incontables versiones de ese movimiento. Duele la cabeza cuando el hortelano cerebro ve su cosecha dedicada al crimen, a la depravación de una mente insatisfecha con las verduras de temporada. La tensión entre ambos puede ser explosiva. En lo que sí están de acuerdo es que la atención relaja y la dispersión estresa.

 


domingo, 6 de febrero de 2022

La danza del espacio infinito -62

 


Dormir no es algo que se pueda dar por hecho; es una conquista, un hito diario. El entorno es hostil, las vivencias desasosegantes, las bestias acechan tu cama, los números no cuadran, las llamadas que esperas no llegan y las que no esperas te abruman. Te dan miedo los miedos de los demás y lo que en ellos pueden causar. ¿Y si mañana no puedes poner comida en la mesa, o si una enfermedad te echa de la calzada y te tira por un barranco y si es de noche y nadie te ha visto caer? Si tu mente se pasa de frenada y no hay vuelta atrás, qué será de ti. Alguien en el piso de abajo pica una pared y temes que el edificio se venga abajo, seria lo normal según tu trayectoria vital de ruinas y derrumbes. De ahí la necesidad de esconderte, de pasar inadvertido. Piensas que si no haces ruido al vivir, la calamidad pasará de largo y nadie te parará por la calle. No te gustan las personas que se cruzan en tu paseo a pedir dinero; te hacen sentir que les debes algo. Cambias de acera. No te gustan los encuestadores que te asaltan en la zona peatonal; les harías daño, y para evitarlo, te cambias de ciudad. Sí, dentro de ti puja por salir un asesino en defensa propia. Sí, cada día debes matarlo para evitar que cometa una locura.


sábado, 5 de febrero de 2022

La danza del espacio infinito -61

 


He paseado durante horas por el bosque que rodea esta ciudad situada en medio de un enclave privilegiado, pero ajena a él. Una belleza repleta de matices, de sutilezas, embriagadora y clarividente a un tiempo. Una belleza espaciosa, contagiosa y expansiva. Pero hemos decidido construir urbes con miles de celdas agobiantes, de apenas unos metros cuadrados, donde se agolpan varias personas que se suponen se protegen entre sí de los peligros de ahí fuera. Hemos inventado una locura para vivir y hemos relegado a un privilegio de fin de semana salir a respirar. Nos vetamos a nosotros mismos la posibilidad de ser felices, nos torturamos, nos condicionamos a situaciones antinaturales que provocan situaciones violentas y territorialmente mezquinas. No sé por qué renunciamos a la belleza de la sencillez para someternos a una prisión convenida socialmente. El desorden de nuestras mentes está creando una virtualidad caótica con la que nos identificamos, competimos por ella como si fuera un trofeo apetitoso lograr una celda de por vida. Hemos convertido nuestra mente en un enemigo a quien rendimos pleitesía, a pesar de las evidentes consecuencias. Ella nos invita a la compulsión y a una belleza de uso y abuso, a un arte tan desatinado que hasta existen expertos para entenderlo. Estamos confusos y nos hemos convencido de que es la luz.


viernes, 4 de febrero de 2022

La danza del espacio infinito -60

 


Hacía años que no los había visto. Son una pareja encantadora. Forman parte de un pasado que ha vuelto a recordarle lo que iba a hacer con su vida. Le han escoltado hasta una mesa, se han sentado mirándole con atención excesiva, intentando desentrañar qué ha sido de él durante este tiempo. Su discurso de los hechos no parecía convencerles, buscaban algo diferente, como un cotejo de su imagen previa con la presencia en tiempo real. Ha empezado a sudar, un vértigo se ha apoderado de su mente y de su cuerpo, se ha mareado y por un momento ha pensado que iba a perder los papeles. Ha bajado la mirada hacia la mesa y se ha encerrado en un silencio incómodo e inapropiado para la situación. Ellos, sensibles a su reacción, han soltado alguna broma sin sustancia y han aludido a amistades comunes de aquellos tiempos hasta que él se ha recompuesto ligeramente. Se han tomado la cerveza de un trago y viendo lo mal que su interlocutor lo estaba pasando, han decidido marcharse con elegancia deseándole lo mejor. Después de una hora ha podido dirigirse algo indeciso hasta casa. Hoy, después de un sueño agotador, se ha levantado con el cuerpo aún resentido de un dolor difuso. A veces no sabe cómo le vienen, pero así son los ataques de irrealidad.

 


jueves, 3 de febrero de 2022

La danza del espacio infinito -59

 


En la  juventud tuvo un par de ataques de dignidad. Llegó incluso a quemar billetes de curso legal como un ejercicio expresivo de liberación ante el poder omnímodo del capitalismo. En esos aspavientos con mensaje nunca actuó como un fanático. Era consciente en todo momento del juego y que le duraría poco. Hizo méritos ante los grandes conceptos buenistas y jugó a ser auténtico. Hoy te quemaría las manos si osas quitarle uno de esos billetes. No es cinismo, es realidad sin maquillajes, como recién levantado de la cama. El miedo a la precariedad se impone a la dignidad. Nadie respeta, por muchos y sólidos principios que le guíen, al muerto de hambre. Le duele la cabeza porque la conciencia a la que tiene que adormecer da la murga. Ve y escucha en youtube biografías de santos y se emociona, aunque sabe que en este mundo no puede haber santos; a lo más, mártires. El capitalismo no ha acabado con la diosa burocracia y el infierno es recorrer por los tiempos de los tiempos sus vericuetos de trámites administrativos. Pide la intercesión del mártir Kafka y se queda dormido como escape natural del día de la marmota, atrapado en el tiempo.

 


miércoles, 2 de febrero de 2022

La danza del espacio infinito -58

 


Los lugares huelen a sus habitantes actuales y pasados. Hay en ellos una presencia que se palpa, directamente proporcional a la fuerza del espíritu que los pobló, usó, convivió, expresó. Las personas suenan al ritmo de los objetos que les acompañan en su cotidianidad como una prolongación del estribillo. Lo material, ese limbo del que quiero salir para no volver, va tomando más importancia en mi imaginario. Las formas pueden servir para alejarnos tanto como para acercarnos, pero en sí mismas está la gracia de lo inmaterial y se lo reconozco y aprecio, aunque durante un rato, no sé, ¿80 años?  para qué dejar que la forma se deforme. Se me ha caído la urna de cerámica con forma de pirámide. Se ha roto, han quedado al aire tus cenizas, sin pudor alguno, provocando. Los objetos conviven con la vida y la muerte al mismo tiempo porque no entienden de tiempos. Hasta los relojes ignoran sobre la mercancía que venden. He recogido las cenizas y he pegado con cola de impacto la pirámide. No dejaste últimas voluntades porque tenías la voluntad de no dejarnos, pero tus cenizas no son suficiente compañía.


martes, 1 de febrero de 2022

La danza del espacio infinito -57

 


Es difícil que en artefactos como nosotros encuentres ausencia de artificio. Esa ausencia es un piropo que se dedica a escritores cuya obra suena franca, como si ponerse a escribir no fuera ya una actividad de lo más forzada y antinatural. Cuando un alma que se alimenta de desasosiego se vuelca en un papel es como vaciar la escupidera o el orinal por el balcón. Los artificios hacen posible la convivencia de criaturas nacidas para complacerse a costa de quien sea. Las buenas formas son las que nos obligan a un comportamiento amable para con los demás. La metafísica ponderada por un cuerpo físico es engreimiento de la retórica. El escritor sincero no escribe más que para desenmascararse. Echar mano de los paisajes, de las flores, de las estrellas, no te convierte en hombre de la naturaleza. La naturaleza no se reboza en la contemplación. Nosotros siempre miramos desde fuera. Estamos fuera.


lunes, 31 de enero de 2022

La danza del espacio infinito -56

 


El concebir la vida como aprendizaje del desprendimiento se debe a que recibes de ella dos de arena por una de cal, y que el placer es efímero mientras que el dolor es perenne. La cal y la arena no son símbolos de lo bueno y lo malo, ni tampoco lo son el placer y el dolor. Son alternancia en la que por instinto preferimos lo agradable frente a lo áspero. Alternancia que desgasta. Dualidad que cansa. Se produce el desprendimiento como medida de defensa de la unidad.

            El reto es combatir la idea que tenemos de nosotros mismos para ser nosotros mismos. No es fácil al ser algo tan natural y sencillo. Hemos convertido la idea en realidad única. El mundo a nuestro antojo nos desagrada y no sabemos el porqué.


domingo, 30 de enero de 2022

La danza del espacio infinito -55

 


Su abuela aparta del desayuno un pedazo de galleta maría para usarla como cuerpo de cristo en la comunión que va a realizar más tarde cuando escuche la misa por radio María. La nieta se apercibe de que en los últimos días el pedazo de galleta ha ido progresivamente menguando. Le pregunta el motivo a su abuela. Ésta le contesta que es más que suficiente para el caso que le hace Dios. Sonríe al ver cómo compagina con naturalidad la devoción con la irreverencia.


sábado, 29 de enero de 2022

La danza del espacio infinito -54

 


El dogmatismo empobrece al ser humano, decía Sócrates. A los griegos clásicos apetece escucharlos más que al compañero de mus que echa órdagos a grande con un caballo y una sota. ¡Maldita su estampa! El débil piensa que si es flexible tiene todas las de perder, por eso se hace dogmático y la idea lucha por él. Cuanto menos valor te adjudicas, más te aferras a las ideas. Resulta algo latoso que tu sustancia guarde silencio ante los contextos, pero comprendo su callada por respuesta con lo agotable y agotador del pensamiento limitado. El movimiento es desorientación en busca del sitio que te corresponde. Una célula es más compleja que el canal de Panamá. Y calla. No se da importancia a pesar de llevar en sí la sabiduría de millones de años. El escenario donde transcurren los hechos no determina tu identidad, pero la condiciona. Hay que conciliar o cargarse el escenario de un manotazo. Sin embargo, muchos no lo hacen, sino que anulan su sustancia. El sufrimiento es la consecuencia lógica. Solo viendo el proceso de ese penar, puedes restituir el estado que te corresponde. La compasión de unos pocos es el reservorio de muchos inconscientes.

 

viernes, 28 de enero de 2022

La danza del espacio infinito -53

 


Para la formación de unas condiciones favorables en el desarrollo de la vida es necesario sufrir antes impactos gigantescos como los que ocurrieron en nuestro planeta. El despertar, cuando el sueño es tan profundo y prolongado, es una colisión meteórica que transforma nuestra visión de la realidad; o mejor dicho, nos la muestra de golpe. La acreción sobre nuestra piel está hecha de materiales temporales y espaciales. Y con ellos colapsará en una decadencia natural. Pero una vez despiertos, el descenso tiene el mismo atractivo que el ascenso. Así que disfruta del viaje iniciático.


jueves, 27 de enero de 2022

La danza del espacio infinito -52

 


Sentada en el suelo, con las piernas cruzadas, recostada contra la pared de un bar con la cerveza a un euro, aprovecha el resquicio de los grises edificios para darse un baño de sol, quizá el último. El diagnóstico médico de esta mañana ha sido para cerrar el chiringuito. En poco más de tres horas ha pasado de un brutal acceso de ira contra el mundo, a rendirse a la muerte con espíritu sedado. Ahora se expone al sol de la ciudad absurda. ¿Cuándo empezó a ser absurda? Y el terror, cuándo empezó a desplegarse. Los transeúntes la miran, no piensan nada sobre ella. Pronto ella tampoco pensará nada sobre sí misma. Piensa que pensar no puede ser todo. Pero es todo lo que conoce. Es triste ese hecho, se da cuenta. Reconoce que es un don que el cuerpo avise sobre su deterioro para darle la oportunidad de preparar el viaje a ninguna parte. Pero el terror no es algo que pueda racionalizar. Sale de sus entrañas, de las mismas que se están pudriendo. Una lágrima se tira por el tobogán de su ojo izquierdo y el sol la seca antes de llegar a la comisura de los labios.


miércoles, 26 de enero de 2022

La danza del espacio infinito -51

 


Esa mujer estaba en el corro. No se la habían presentado con anterioridad. Se ha reído y ya no ha podido atender a la conversación general. Cuando descubres en otra persona algo que nunca has tenido ni podrás tener, te paras a contemplarlo con deleite. Su risa era franca, genuina, desprendida, jotera, contagiosa, caudalosa, desinhibida, transparente, cálida, jacarandosa, rutilante. Solo alguien libre puede exhibir una risa así. Como consuelo piensa que aunque apagado de carácter, aún es capaz de reconocer lo bueno cuando lo tiene delante.