sábado, 11 de diciembre de 2021

La danza del espacio infinito -6

 



A la confusión le gusta enredar. Los confusos se reúnen y llegan a conclusiones erráticas. Nuestro mundo es una mezcla de lo que el universo tiene ideado para él y de la creatividad esencial que nos caracteriza. La mezcla nos confunde. Los pequeños detalles nos emocionan. Las grandes medidas nos frustran. El hombre que logra la fama debe alejarse antes de que lo descalabren aquellos mismos que hoy le encomian. El arrojo de la juventud debería ser otorgada a los viejos. La serenidad de la vejez debería ser otorgada a los jóvenes. El pesimismo no surge de la experiencia del pasado. El pesimismo, aunque sea erróneo, es el modo más común de protegernos frente a las decepciones futuras a las que alentamos inconscientemente para darnos la razón; la profecía autocumplida. La autodestrucción es nuestro botón rojo, nuestro seguro de no mundo. La iluminación no se logra para siempre, sino para ahora, solo para ahora. El hombre está tan cansado de su confusión, que si no fuera por el miedo, se echaría al suelo a morir. Pero la muerte es una experiencia como cualquier otra cuando vives en el ahora. No más, no mañana, no pesimismo ni optimismo. Quita la pelusilla de tu corazón, pásale el plumero y escucha atentamente.


miércoles, 8 de diciembre de 2021

La danza del espacio infinito -5

 


La comezón que generan las diferentes variantes que no se materializan, los simulacros que ideamos en nuestras cabecitas, nos llevan más tiempo que los hechos. Vivimos más vidas que una, y la real no la vivimos con la atención que se merece, puesto que estamos entretenidos sufriendo por lo que pudiera ser y no es. Estás distraído, pero si un diente se mueve como una mecedora queriendo salirse de su encía, logrará acaparar tu atención durante todas las horas de la jornada hasta que lo soluciones yendo al dentista. Un diente puede ser tu meditación más plena. Coge el dolor y haz el camino inverso, lo mismo con la ira, con cualquier emoción. Súbete en ellas y retrocede hasta sus orígenes, sigue hacia atrás, más. En efecto, vienen de la ideación que tienes de ti mismo; el mayor fetiche que se pueda imaginar, el mayor que somos capaces de construir. Pero es tan fatuo, que sigues ahondando, porque sabes que el centro aún está más cerca de ti. De ahí vienes; de la nada desértica, no de un espejismo. 


domingo, 5 de diciembre de 2021

La danza del espacio infinito -4

 


Abro la puerta y entra tambaleándose. Su cara está abotargada. Los medicamentos le tienen sometido a un calvario sólo comparable a la enfermedad que combate. He decidido no pensar en su dolor, no sentir empatía, ni solidarizarme verbalmente con su dramática situación. Indago en la forma de ayudarle sin sentir, sin pensar o actuar. Sólo estar con él, junto a él, en él; porque él soy yo con otra cara. Cualquier otra manera de ayuda contaminaría la escena por la intrusión del puñetero y extraño ego curioso.

            Se tiene que sentar. Las palabras se le quedan colgadas en las babas; no llora, le lloran los ojos sin pedir permiso. Entiendo lo que no puede decir y soy consciente de que no puedo hacer mucho. Sé de mi poquedad. Y él lo comprende. Ambos estamos entregados a quién sabe qué. Es una actitud de entrega rendida. Estamos uno al lado del otro. Respiramos el mismo aire. Mi cuerpo tiembla un poco más aliviado, porque hoy, al menos hoy, no se le exige ese grado de sufrimiento que el otro padece. El cuerpo tiende a la supervivencia aunque muera el cuerpo de al lado. Menos mal que somos con envoltura y a pesar de ella.

            Esta mañana ha salido a comprar el pan y ha aprovechado para hacerme una visita. Me confiesa que igual no llega a la hora de comérselo. Si todos tuviéramos esa actitud no obligada por los acontecimientos, disfrutaríamos de cada mendrugo de pan como si fuera un  último milagro. Comer el pan de cada día se ha convertido para él en una hazaña. No me habla de necesidades. Hace tiempo que no recibía una visita tan desinteresada. Sigo guardando silencio. Es el mío un silencio de ignorante total, no de discreción ensayada.


sábado, 4 de diciembre de 2021

La danza del espacio infinito -3

 


Las redes sociales son la representación ficticia de la ficción. Son el sueño del sueño. Doble tirabuzón antes de caer. La prosperidad para todos significa que ese "todos" sean unos pocos y que la prosperidad sea un bien escaso. Cualquier tipo gris desde su habitación mugrienta puede hacerse propaganda y crear pompas de jabón virtuales. Pero el tipo gris sigue siendo gris. Nada ha cambiado, excepto que el receptor no capta la situación real del emisor. Además hay que contar con que la autopista que pone en contacto a ambos, está manipulada para que los que circulan por la izquierda vayan más rápido y más lejos. Detrás de ella están los beneficiados de tanta bobería, los que ofrecen aparentemente gratis unos servicios que sirven para conocernos mejor, vendernos al mejor postor y manipular más fácilmente la mente común. Si no nos vendieran al aceptar los regalos, nos cobrarían por el objeto brillante ofrecido. Quizá lo hagan cuando ya no seamos capaces de vivir sin ellos, cuando seamos capaces de pagar hasta tres veces por la misma cosa. La dependencia hacia la representación ficticia de la ficción crece exponencialmente. Nuestra atención respecto a lo que tenemos delante flojea, nuestra capacidad de interiorizar decae. Somos más vulnerables a cualquier ideología, a cualquier "vende humo", a cualquier teoría rápida, eficaz, que ofrezca satisfacción inmediata. Las palabras son formas del vacío. Así que sigo escribiendo porque nada puedo romper con ellas, nada puedo construir con ellas. Nada de nada. Nadie se hizo sabio a través de las palabras. Otro asunto es que cuando un sabio habla, sus palabras llevan una carga transformadora que va más allá de la semántica. El hombre gris se aprovecha de las imágenes para dar visos de realidad a su mensaje por redes. Las imágenes nos seducen con mayor rapidez que las palabras. Las imágenes tienen fama de ser más reales que las palabras. <<Lo he visto con mis propios ojos>>. Es una fama inmerecida. Las imágenes son tan representación ficticia de la ficción como las palabras. Creemos que la imagen es la demostración del hecho. ¡Creemos tantas tonterías!


miércoles, 1 de diciembre de 2021

La danza del espacio infinito -2

 


La personalidad es una herramienta de encaje en la sociedad, y si no funciona, pues la cambias. Nacemos sin personalidad, los bebés están libres de esa construcción ficticia. Pero a los pocos años aprendemos que hemos de hacernos con una, y vamos ensayando cuál nos va bien para lidiar con las relaciones y con el mundo. Con el paso del tiempo, de las circunstancias o del marco en el que nos movemos. La personalidad es una idea que los demás se hacen de nosotros sostenida con varias imágenes que van acumulando en su memoria, y es la idea que nos hacemos de nosotros mismos a fuerza de confrontarla con el mundo. Ambas ideas, la que tenemos de nosotros y la que los otros tienen de nosotros, no suelen coincidir. En definitiva, la personalidad es una falsedad aceptada para la convivencia en relaciones que no son verdaderas, no pueden serlo con semejante preámbulo ilusorio. Con la vejez, se suele volver a prescindir en buena parte de la personalidad, no sólo por las enfermedades neurodegenerativas, sino porque te sales o te sacan del carril social y dejas de usar los filtros para mantener una imagen que se cae a ojos vista. Como bien dice la sabiduría popular, los ancianos se convierten un poco en niños. La caída de la personalidad, bien sea en la primera infancia, bien en la ancianidad, o bien por alguna situación traumática o enfermedad incapacitante, tiene la virtud de hacer emerger algo que no es una construcción mental. Se trata de la individualidad. Esa no cambia, es el hilo conductor de una vida, es la que te procura identificación tengas tres años o noventa, hayas perdido la memoria o aún no hayas vivido significativamente para adquirirla. Individuo proviene de indiviso, de indivisible, de unidad. La personalidad es fragmentaria, como miles de piezas que no terminan de encajar en un puzle de locos. La individualidad es unitaria. El individuo es la gota de agua que guarda en sí las características del gran océano. El individuo no se apuntala en imágenes mentales, ni se ve amenazado por insultos o criticas, ni le hacen crecer los halagos. El individuo ya es, desde siempre, todo lo que se puede ser. Pero al escoger la personalidad, enterramos bajo cincuenta capas de hormigón a la individualidad. La personalidad nos hace sufrir porque es irreal y acabamos en la mayoría de los casos, identificados con esa irrealidad dividida. La individualidad nunca desaparece, aunque la olvidemos. Está ahí, como soporte de vida, conectada  permanentemente con lo real, con lo no manifestado, desde donde se hacen viables todas las manifestaciones. El individuo no necesita hacer grupo para sentirse seguro o estar protegido. El individuo es un ser verdadero, y como tal, no está amenazado por la ficción, por mucho que ésta se empeñe en activar el botón del pánico. 


domingo, 28 de noviembre de 2021

La danza del espacio infinito -1

 



He oído una conversación en la calle. Dos jóvenes hablaban de que Elon Musk, el jefe de la compañía SpaceX, quiere enviar una expedición con cien personas a Marte. La idea es que cuanto más lejos vayamos, más cerca estaremos del saber. Conocer al extraño es una forma de conocernos a nosotros mismos. Mirarnos desde fuera. Hemos llegado a identificarnos con el planeta Tierra solo porque es el lugar desde el que miramos. La posición nos crea el espejismo de que estamos quietos en un universo que no se detiene. La velocidad del hámster en la rueda no lleva a ninguna parte. No permitas que te conviertan en insignificante. Tu pequeñez es tan grandiosa como la mayor de las extensiones siderales. No te dejes seducir por la megalomanía de quien, acomplejado, pretende ser a costa de aminorar al prójimo. Las bajas pasiones no tienen nada de malo, pero si tu construcción son solo los cimientos no hay morada ni monumento a admirar. No podrás contemplar desde las ventanas más altas los paisajes más regios. Te quedarás a ras de suelo. Marte está cerca, demasiado. Tú puedes volar más lejos, vivir más grande, ver más hondo. Estás hecho del material de lo eterno. Cierra los ojos. Pruébalo.


sábado, 23 de octubre de 2021

La oscuridad me basta. Thomas Merton.

 


Es casi medianoche y estoy esperándote en la oscuridad, en el gran silencio. No me dejes pedir más que quedarme sentado en la oscuridad, sin encender una luz por mi mismo, ni atiborrarme en mis propios pensamientos para llenar el vacío de la noche en la cual espero por ti.

Déjame volverme nada para la luz pálida y débil de los sentidos, para permanecer en la dulce oscuridad de la fe pura; en cuanto al mundo, déjame volverme para él totalmente oscuro para siempre. Que yo pueda de este modo, por esta oscuridad, llegar en fin a tu claridad.

Que yo pueda después de haberme vuelto insignificante para el mundo extenderme en dirección a los sentidos infinitos contenidos en tu paz y en tu gloria. Tu claridad es mi oscuridad; yo no sé nada de ti, y por mi mismo, ni puedo imaginar como hacer para conocerte. Si yo te imaginara estaría equivocado, si te comprendiera estaría engañado, si quedara consciente y cierto de que te conozco sería loco. La oscuridad me basta.

Thomas Merton (1915-1968)





viernes, 23 de abril de 2021

jueves, 18 de marzo de 2021

Reseña "Los ladrones de ideas" en Almiar-Margen cero

 


«Lo que parece ser» es lo que piensas que es. Los pensamientos son la naturaleza de la mente, los pensamientos surgen y se esfuman; todos, sin excepción, incluso los divinos. Por eso, lo que aparece y desaparece solo parece ser. Lo que es ni aparece ni desaparece, ni los suicidas pueden matarlo.

Reflexión en la revista Almiar-Margen cero


miércoles, 24 de febrero de 2021

Los ladrones de Ideas.

 


El suicida sufre una mente que se ha apoderado de su identidad, y para destronar a esa impostora no encuentra otra forma que borrar todos los pasos andados. El suicida anhela el silencio agazapado bajo el mortificante ruido del martillo pilón que se ha instalado en el centro de su vida. El suicida ha jugado al mundo con las cartas marcadas por este y ha perdido casi todas las manos. Le dicen que intente cambiar las reglas del juego, pero esa es otra trampa en la que ha caído sin que la falsedad del mundo pierda un ápice de terreno. Hay suicidas que son hábiles en el juego y han ganado muchas partidas con las cartas trucadas, pero su insatisfacción es más profunda que la vinculada al hecho de perder o ganar. Su insatisfacción se deriva de que el juego es tomado demasiado en serio y los jugadores están fuera de sí proyectados en una invención inconsistente. Los suicidas se mueven por desesperación o por decisión reposada, por rendición o por búsqueda de un marco diferente. Los suicidas también quieren vivir. En "Los ladrones de ideas", ambos personajes, tanto el escritor Odei como el mendigo Lander, saben que el juego está amañado y resulta interesante tener cerca la posibilidad de dejar de jugar en el momento que ellos decidan. En el relato de Odei: "Gran Grano", que se transcribe en la segunda parte del libro, los personajes ya están condenados a una salida rápida y sufriente del juego, para ellos el suicidio es más como irse dando un portazo cuando no les queda dinero con el que seguir apostando.


miércoles, 17 de febrero de 2021

El Tiempo.

 


En los primeros minutos de haber entrado en el aula, el profesor soltó la frase del filósofo francés Clément Rosset: <<Lo real siempre se toma la revancha>>. Al profesor se le oía pensar mientras hablaba. Impartía sus clases echando mano de un compendio de anécdotas atribuidas a diferentes personajes históricos. Con ellas acaparaba la atención de sus alumnos, y a partir de esa atención aprovechaba para datar el suceso y ubicarlo en un contexto histórico concreto. La fórmula funcionaba. Para él la historia era, y así lo manifestaba al principio de cada curso: tiempo. Hacía suya la idea de Heidegger de que nosotros no nos movemos en el tiempo, sino que somos, estamos hechos del tiempo mismo. Cuando nosotros nos acabemos, el tiempo se acabará. Uno de sus alumnos, en cierta ocasión, objetó que el concepto sí permanecería. El maestro preguntó cómo y dónde permanece ese concepto del tiempo, pues sin testigos conscientes que lo validen, que den fe de él, su "existencia" se evapora. 


miércoles, 13 de mayo de 2020

Habas Contadas. 13 de Mayo.





"...transfiriendo a estas sombras de la imaginación, desde nuestra naturaleza interior, el suficiente interés humano como para lograr momentáneamente la voluntaria suspensión de la incredulidad que constituye la fe poética".

 (fragmento de la biografía literaria del poeta inglés Samuel Taylor Coleridge).


Cuando compruebo que los fantoches cuentan con un inmerecido predicamento y los que trabajan desde la humildad son desairados, pienso que pensar no es suficiente. Si nos entregan los secretos del universo en una caja de cartón, los desecharemos como si de superchería se tratase. Si nos venden humo saliendo de un objeto brillante, caemos postrados. Tendemos a creer en lo resplandeciente. Animo a que busquen el gen responsable de actitud tan primaria que nos aboca a la extinción. Inusual es encontrarse con alguien que no se considere víctima de las circunstancias, sean éstas las que sean. Y las víctimas son fáciles de manejar desde el sensacionalismo y el sentimentalismo poético. Un ejemplo de víctima autoproclamada me comentó, después de perder el trabajo y a su segunda mujer, que se había ganado el derecho a pecar con tranquilidad. No sé a qué se refería. No quise preguntar, no fuera a ser que se sincerara. Los confesores son de usar y tirar. Nadie quiere volver a toparse con uno cuando se te ha pasado el arrepentimiento. Estamos hechos de fragmentos que articulan una composición incoherente. Y vivimos con esa descomposición dentro, como un Alien que fuera a devorarnos, cansados de la credulidad que exime de la experiencia. No quiero aprehender los grandes arcanos, quiero salir y disolverme en ellos: en el tiempo, el espacio, la luz, la materia oscura o la oscuridad sin materia, la cosmovisión fractal, los números primos y primas, la dimensión de Hausdorff-Besicovitch, la cohabitación, lo individual y universal, dios y su desprendimiento. 



miércoles, 29 de abril de 2020

Habas Contadas. 29 de Abril.



La nube de polvo que levantan las pezuñas presurosas del caballo, la figura erguida del jinete, el sombrero calado, el pañuelo al cuello y un horizonte sin fin por delante. Así empieza y así acaba una buena historia de cuando los hombres no eran civilizados, pero eran capaces de defender su destino con sangre en los nudillos. La muerte para ellos nunca fue un obstáculo. Un tiempo en que los ahorcados eran veletas desfiguradas para el viajero en busca de asiento, de cuando a la tierra pedregosa había que extraerle el sustento a machetazos. La maestra vestía con harapos, el minero era negro desde fuera, la cantinera regaba la barra con whisky barato, el doctor extraía las balas de los cuerpos retorcidos con el dedo desnudo, el banquero guardaba los ahorros de los paisanos para que el forajido de turno tuviera una misión en la que echar el rato. La justicia era rápida, en mitad de la calle. El amor era de granero. El enterrador apenas pegaba ojo. El pastor ponía una vela a dios y otra al diablo, y cuando llegaba el forastero sin afeitar se apagaban ambas. Hacer fortuna era marcharse del poblado para no volver, dejar atrás las mujeres que te convirtieron en hombre, abrigarte con las estrellas y elegir bien junto a quién cabalgabas. Los riachuelos traían murmullos de calzones largos, el petate sobrio, la munición a punto, la bolsa con las cuatro monedas a buen recaudo, los ojos avisados, las espuelas abrillantadas, el caballo bebía antes que su jinete, la noche clara obligaba a dormir con la ropa puesta. Una forma de ser y de estar (no siempre son lo mismo) de la que sólo guardamos recuerdos pintorescos cuando de un solo trago damos cuenta de un Jack Daniel´s seco mientras visionamos la cinta de Río Bravo.


lunes, 20 de abril de 2020

Habas Contadas. 20 de Abril.



Debes ser un tipo con un carácter especial para no tener resueltos los asuntos básicos de la vida y que no se note. Los proyectos sustanciales quedan relegados una y otra vez en favor de lo acuciante.

"Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentar sólo los hechos esenciales de la vida y ver qué era lo que tenían que enseñarme, no fuese que cuando estuviera por morir, descubriera que no había vivido". — Henry David Thoreau, (1854) en Walden.

El plan es huir del constructo humano de convivencia y volver a la naturaleza. Ella es dura, pero consecuente. La vida que inventamos, sin embargo, pretende ser blanda, pero es corrosiva como la cagada de una paloma de ciudad. Los animales de compañía son uno de los ultrajes que hemos cometido al convertirlos en criaturas artificiosas y manipuladas que ayudan a vernos como bondadosos. Queremos para nosotros los atajos que nos lleven a la bondad que nos es impropia. Nos hemos presentado voluntarios a la esclavitud de lo políticamente correcto y nadie tiene huevos de salirse del carril. Estoy valorando la posibilidad de retirarme a la vida anacoreta del ermitaño que sabe que está solo. Para eso la naturaleza debe reconocerme como parte de ella, que no será asunto sencillo por culpa de la inercia y los aditivos peligrosos que no soy capaz de quitarme de encima. El aislamiento deliberado es el mayor gesto de solidaridad conocido. La multitud es un monstruo de mil cabezas que acaba siendo dirigida por la peor de ellas.


martes, 14 de abril de 2020

Habas Contadas, 15 de Abril.




El contexto es el relato, el hecho es confuso. "Se pone de rodillas" es el hecho, pero necesitas saber si lo hace para rezar, para fregar, para lijar el parqué, para buscar material geológico, para suplicar, para morir ejecutado, para hacer una mamada, para mortificarse, para ponerse a la altura de su hijo. Lo más probable es que sea un tropiezo. Las rodillas no están hechas para tocar el suelo. Nuestro mundo no es el Mundo, es una posibilidad que hemos convertido en reina del espectáculo, nos hemos arrodillado ante él olvidando que existe para nosotros y no al revés. En el origen está el destino. Don Santiago Ramón y Cajal dijo esto sobre lo que hoy llamamos interneuronas: son células de formas delicadas y elegantes, las misteriosas mariposas del alma, cuyo batir de alas quién sabe si esclarecerá algún día el secreto de la vida mental. Quién sabe. La vida mental ha creado nuestro mundo. Pero ella es finita y cambiante, más de lo que la salud exige. Estamos condenados a la enfermedad porque así lo asumimos. Nos arrodillamos ante el ídolo amputado de la proyección mental, lo convertimos en dios del Olimpo al tiempo que perdemos la fe por lo que consideramos intangible y libre.



lunes, 13 de enero de 2020

Los Ladrones de Ideas

Felicitar a la Asociación Cultural Letras Cascabeleras y a su coordinador Víctor Manuel Jiménez Andrada por el éxito de convocatoria. Y, claro está, agradecer que se hayan fijado en la obra "Los ladrones de ideas".
Letras Cascabeleras


miércoles, 4 de diciembre de 2019

Edifice de Ash Thorp



- Estabas buscando una belleza perenne... ¿la ves?
- No.
- Pues eso. Si miras con fijeza la sombra se abisma hacia dentro.









domingo, 21 de julio de 2019

Vodevil




Sí señora, este es el teatro donde se ha interpretado el magnífico vodevil entre la piedra angular (Pedro) de la socialdemocracia nacida de primarias y la coleta que se cayó del caballo (Pablo) para ir a abrevar al socialismo del siglo veintiuno. No sea tímida y acérquese al escenario. Toque usted la tarima donde ocurrió la magia, o mejor dicho; el truco. Llévese un trozo como reliquia. Hágase un colgante. Esto es histórico. Esto no lo predijeron los Simpson. Señora, España es jugadora. Solo juegan los que tienen algo que perder. España tiene mucho que perder. A doble o nada, señora. Si es doble, volverá a jugar, porque ningún jugador lo deja cuando gana. Lo cierto es que el jugador juega para perder, hasta que no pierde no para. Y España acabará perdiendo. Entonces se estirarán los dedos índice para señalar culpables. Cuando pierdes buscas culpables. La culpa son los otros. Y les quitarán lo que tengan ahorrado para volver a jugar y a perder. Porque cuando juegas con desesperación no hay posibilidades de ganar. A España le gusta jugar, señora, y necesita perder por la cosa de la tragedia, tan nuestra, tan hambrienta de sangre propia, como una transfusión envenenada. Calle un momento, señora, escuche el eco aún vibrante del aplauso desde la platea. Nos gusta aplaudirnos la cara.